Paisajista de profesión, siempre tuve espacial atracción por los laberintos en los jardines antiguos. Más allá de que su estética y meticulosidad, con la cuales fueron diseñados, despiertan mi profunda admiración por quien lo creó, cada paso dentro de un laberinto, buscando el camino para llegar al centro, me ha permitido entrar en un estado de reflexión profunda sobre como transitar mi propio laberinto de la vida.

Comencé por descubrir que, fisionómicamente uno de los órganos
mas importantes del cuerpo “es un laberinto”: nuestro cerebro.
Cada intención, cada sueño, cada comportamiento, comienzan
en el cerebro, que está diseñado para resolver problemas
relacionados con la supervivencia en un mundo inestable y
en constante cambio y movimiento ”
(Stanislao Bachrach, Doctor en Biología Molecular).
Esta naturaleza de acción del cerebro me hizo tomar conciencia de que cada momento que he vivido desde que nací, ha generado una mecanismo de adaptación a mi mundo, que se ha convertido en mi conjunto de creencias, que me ha acompañado hasta el día de hoy, y que cada una es accionada de forma inconsciente, a modo de respuesta, ante ese determinado estimulo, situación o problema cuando se presenta ante mí.
Haber adquirido esa conciencia me permitió (y permite), cada vez que algo dentro de mí no resuena en armonía, me quita la paz, no me hace feliz, etc…. entrar en el laberinto de dicha creencia para entender cuál fue la razón de crearla, y así tener el poder de decisión de seguirla manteniendo o desarticularla y liberar esa acción que ya no necesito.

Para ello me voy a un lugar donde pueda estar tranquila,
donde nadie me interrumpa por un buen rato, me relajo
y dejo que mi mente ingrese al laberinto que necesito
transitar.
Primero identifico que es lo que me está haciendo infeliz, me quita la paz,
me crea conflicto, me saca de mi eje, etc…
La imagen que me devuelve el espejo?
Una parte de mi cuerpo que no me gusta?
No saber poner límites?
Sentirme víctima de los otros?
No sentirme valorada?
Gritar y carajear para sentir que me respetan?
No poder mantener un compromiso?
Ser agarrado/a del dinero?
El trabajo es lo único que se hacer en la vida?
Etc….

Una vez que logré identificarlo me permito sentir que emoción/es me genera: ira, rechazo, asco, miedo, dolor, incertidumbre, tristeza etc….
y me permito entrar en ella/s y dejarla/s fluir

Después que permití drenarla/s me siento en condiciones
de ir a la mente a identificar el origen que creó esa creencia:
Es el estereotipo de belleza que marca la sociedad
Si digo lo que pienso me van a rechazar
Cubro todas la necesidades de los otros así necesitan de mi
No me entrego porque me van a lastimar
Si no guardo de más puedo quedarme sin nada
Disfrutar de la vida es perder el tiempo productivo.
Etc…

Y cuando lo identifico, es ahí el momento en el cual descubro que estoy parada en al centro del laberinto.
Subo a la torre, miro desde arriba el mapa completo, y adquiero el poder de actuar desde la naturaleza del ser y tomar la decisión de reformular esa creencia que fue necesaria crearla en un momento determinado de mi vida pero ya no lo es más. Dicho entendimiento me devuelve la libertad del Ser.
Que asi sea!!

Patricia Malmierca
Libre Pensadora
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